4 de julio, día de la Independencia

4 de julio, día de la Independencia.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (cuyo título oficial es The unanimous declaration of the thirteen United States of America) es un documento redactado por el segundo Congreso Continental el 4 de julio de 1776 que proclamó que las se habían autodefinido como trece nuevos Estados soberanos e independientes
Antes de que el acta de emancipación fuese aprobada en julio de 1776, las Trece Colonias y el Reino de Gran Bretaña habían estado en guerra durante más de un año. Las relaciones entre ambas se habían deteriorado desde 1763. El Parlamento británico promulgó una serie de medidas para aumentar los impuestos en las colonias, como la ley del sello de 1765 y las leyes de Townshend de 1767. Dicho órgano legislativo consideró que estas normas eran un medio legítimo para que las colonias pagaran una cuota justa por los costos de mantenerlas en el Imperio británico.
Sin embargo, muchos colonos habían desarrollado un concepto diferente del imperio. Las colonias no estaban directamente representadas en el Parlamento y los colonos argumentaban que ese órgano legislativo no tenía derecho para asignarles impuestos. Esta disputa fiscal formaba parte de una mayor divergencia entre las interpretaciones británicas y americanas de la Constitución de Gran Bretaña y el alcance de la autoridad del Parlamento en las colonias. No obstante, en las colonias se había desarrollado la idea de que la Constitución británica reconocía ciertos derechos fundamentales que el gobierno no podía violar, ni siquiera el Parlamento. Después de las leyes de Townshend, algunos ensayistas incluso comenzaron a cuestionar si el Parlamento tenía alguna jurisdicción legítima en las colonias. Anticipando la creación de la Mancomunidad de Naciones, en 1774 los literatos norteamericanos, entre ellos Samuel Adams, James Wilson y Thomas Jefferson, discutían si la autoridad del Parlamento se limitaba solo a Gran Bretaña y que las colonias —que contaban con sus propias legislaturas— deberían relacionarse con el resto del imperio únicamente por su lealtad a la Corona.
El tema de la autoridad del Parlamento en las colonias se transformó en una crisis política después de que en 1774 ese órgano legislativo aprobó las leyes coercitivas (conocidas como leyes intolerables en las colonias) para castigar a la provincia de la bahía de Massachusetts por el motín del té en Boston el año anterior. Muchos colonos consideraron que las leyes coercitivas eran una violación de la Constitución británica y, por tanto, una amenaza para las libertades de toda la América británica. En septiembre de 1774, el primer Congreso Continental se reunió en Filadelfia para coordinar una respuesta. En esa asamblea se organizó un boicot de bienes británicos y solicitó al rey la anulación de las leyes. Estas medidas fracasaron porque el rey Jorge III y el gobierno del primer ministro Frederick North estaban decididos a no ceder con la supremacía parlamentaria. De hecho, en noviembre de 1774 el monarca escribió a North diciéndole «los puñetazos decidirán si están sometidos a este país o [elegirán ser] independientes» (blows must decide whether they are to be subject to this country or independent).
La mayoría de los colonos esperaba una reconciliación con la metrópoli, incluso después de que la guerra revolucionaria comenzó en Lexington y Concord en abril de 1775. El segundo Congreso Continental se reunió en la Cámara Estatal de Pensilvania en Filadelfia en mayo de 1775 y algunos representantes esperaban la consiguiente independencia, pero no se discutió en declararla. Aunque muchos colonos ya no creían que el Parlamento tenía soberanía sobre ellos, seguían profesando lealtad a Jorge III y esperaban que intercediera en su favor. A finales de 1775 se desilusionaron cuando el rey rechazó la segunda petición del Congreso, emitió una proclamación de rebelión y anunció ante el Parlamento el 26 de octubre que estaba considerando «ofertas amistosas de ayuda extranjera» para reprimir la sublevación.
Las esperanzas por la reconciliación comenzaron a disminuir entre los colonos, pues a principios de 1776 el apoyo público a la independencia se había fortalecido. En febrero de ese año se enteraron de la aprobación de la Ley Prohibitiva en el Parlamento que estableció el bloqueo de los puertos norteamericanos y declaró que los buques coloniales eran barcos enemigos. John Adams —un fuerte partidario de la independencia— creyó que el Parlamento había declarado efectivamente la independencia antes de que el Congreso hubiera hecho algo y señaló a la Ley Prohibitiva como el «Acta de Independencia», calificándola de «un desmembramiento completo del Imperio británico». El apoyo para declarar la independencia creció aún más cuando se confirmó que el rey Jorge III había contratado mercenarios alemanes (alrededor de 30 000 en el transcurso de la guerra) para atacar a sus súbditos norteamericanos.
A pesar de este creciente respaldo popular a la independencia, el Congreso carecía de la autoridad para declararla. Los representantes fueron elegidos al Congreso por trece gobiernos diferentes. Para que el Congreso pudiera declarar la independencia, la mayoría de las delegaciones necesitaría autorización para votar a favor de ese asunto y, al menos, un gobierno colonial tendría que instruir (o dar permiso) específicamente a su delegación para proponer una declaración de independencia en el Congreso. Entre abril y julio de 1776, se emprendió una «guerra política compleja» para lograr ese objetivo. El 4 de julio se logró.
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