Educación Productiva 2ª parte

El estudio centrado en Uganda, demostró que, puesto que muchos países de ingreso mediano y bajo no tienen los sistemas de seguro social propios de países más ricos, es esencial contar con la capacidad de reintegrarse con rapidez a la fuerza laboral. J-PAL utiliza ensayos aleatorios controlados —una metodología propia del mundo de los ensayos médicos y farmacéuticos que llevó a sus cofundadores, Abhijit Banerjee y Esther Duflo, a ganar el Premio Nobel de Economía— para proporcionar un punto de partida que lleve a la realización de más estudios sobre la formación profesional en colaboración con gobiernos, el sector privado y organizaciones de la sociedad civil.
Corsetto-Poon (Analistas educativos profesionales) explica que en Estados Unidos hay prometedores programas de empleo sectorial que conducen a aumentos considerables y persistentes de los ingresos. Estos programas proporcionan formación a personas que, en muchos casos, tienen escasos ingresos y son de procedencia no tradicional —por ejemplo, sin diploma de secundaria ni estudios superiores— para que puedan ocupar puestos de trabajo de calidad en industrias con buenas probabilidades de tener una fuerte demanda de mano de obra local y oportunidades de promoción.
Uno de estos programas, Project QUEST, que opera en el ámbito de la atención de la salud, aumentó los ingresos de los participantes y su contratación en puestos de mayor calidad. Una evaluación a largo plazo demostró que, en promedio, los ingresos anuales de los participantes en el programa eran un 26% más altos seis años después y un 15% más altos 11 años después, en comparación con los de quienes no participaron.
Corsetto-Poon explica que “los programas de empleo sectorial de más éxito tienen características comunes (como otorgar una certificación reconocida en el sector, incluir capacitación en habilidades interpersonales y facilitar una conexión estrecha con los empleadores) que también se observan en otros modelos de programas prometedores fuera de Estados Unidos”.
La investigación de J-PAL pone de manifiesto que el costo de los programas de formación profesional puede variar considerablemente, desde unos cientos de dólares hasta más de USD 10.000 por persona capacitada. Los países de ingreso bajo y mediano dedican menos del 0,2% del PIB a la formación profesional, menos de la mitad que los países de ingreso alto. El informe del Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo y la UNESCO sugiere que estos programas tendrán que recurrir al financiamiento privado.
Posiblemente, cuando Alakija tomó el curso de secretariado en Londres en la década de 1970, este estaba fuera del alcance de la mayoría de los nigerianos. Ahora, Pitman Training está considerando la posibilidad de llevar sus cursos a África, atraída por una clase media en rápido crecimiento en una economía que está creciendo más deprisa que en ningún otro lugar del mundo. Su objetivo es seguir haciendo lo que ha hecho siempre: ayudar a las mujeres a acceder al mercado laboral. Ya tiene socios en Nigeria, Zimbabwe, Kenya y Ghana, y su oferta abarca desde las aptitudes administrativas hasta el software y el desarrollo web.
Dejar los estudios en una universidad prestigiosa para poner en marcha una empresa no es lo mismo que optar por la formación profesional, pero el número de emprendedores de éxito que eligieron trayectorias educativas alternativas refuerza el argumento de que tal vez la universidad no sea la mejor opción, o la más asequible, para todos.
Steve Jobs, el cofundador de Apple, hizo un curso de caligrafía que le sirvió de inspiración para el diseño de la computadora Apple Macintosh después de abandonar los estudios en una universidad prestigiosa, pero cara, que su familia no se podía permitir.
Soichiro Honda fundó la fábrica de automóviles que lleva su nombre después de dejar los estudios y trabajar de aprendiz en un taller de reparación de vehículos. El chef televisivo Jamie Oliver empezó con un diploma de formación profesional en economía doméstica. Ralph Lauren se dedicó a vender corbatas tras abandonar los estudios en la Universidad Baruch antes de lanzar su propia marca de ropa.
Solamente el 22% de los estadounidenses cree que la universidad vale lo que cuesta, especialmente si se tienen que pedir préstamos para pagarla, según un estudio del Centro de Estudios Pew. Casi la mitad de los encuestados dijeron que solo merecía la pena si el estudiante no tenía que recurrir a préstamos; el 29% dijo que el costo no merecía la pena en ningún caso.
El costo cada vez mayor de la educación universitaria preocupa seriamente a los votantes. En vísperas de las elecciones de noviembre de 2024, el presidente estadounidense Joe Biden canceló casi USD 180.000 millones en préstamos estudiantiles, una medida que benefició a 4,9 millones de prestatarios.
Según Corsetto-Poon, tanto las universidades como la formación profesional enfrentan grandes retos para seguir el ritmo que marcan los cambios en la dinámica del mercado laboral y seguir siendo pertinentes.
“Muchas veces la formación profesional es más accesible, puesto que tiene un costo menor para los participantes y requiere menos tiempo, y eso significa que estos programas pueden ser alternativas prometedoras a los estudios universitarios”, dijo. “Los programas de formación profesional se deberían diseñar cuidadosamente para aprovechar al máximo sus posibilidades y evitar los efectos negativos en los trabajadores en un contexto laboral en evolución”.
En México existe el ICATVER como centro de Formación profesional, pero hay ICAT en cada Entidad federativa.
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