Porfirio Díaz fue presidente de México por 30 años. Después de su heroísmo al mando de tropas contra los franceses, trató de asumir la presidencia a través de un golpe de estado contra el presidente Benito Juárez en la fallida revuelta de La Noria en 1871. Su revuelta de Tuxtepec, justo antes de las elecciones de 1876 contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, tuvo éxito y luego ejerció como presidente del 23 de noviembre de 1876 al 30 de noviembre de 1880. Durante este periodo, calmó a los inversores estadounidenses y restableció relaciones con las potencias europeas. Manuel González fue elegido presidente para los próximos cuatro años, mientras que Díaz ejerció de Ministro de Desarrollo y gobernador de Oaxaca. En 1884, Díaz regresó a la presidencia para no abandonarla hasta 1911. Durante su presidencia, Díaz y sus consejeros transformaron México con la construcción de ferrocarriles, escuelas y creando una base de infraestructuras para el país. Desarrollaron los principios de una industria petrolera y persuadieron al capital extranjero para invertir en minas y factorías. Sin embargo, su gobierno hizo todo esto a expensas de derechos políticos básicos y control económico. Muchos críticos del régimen fueron encarcelados o asesinados. A medida que las décadas pasaban, Díaz se apoyaba cada vez más en el fraude político y en el ejército para mantenerse en el poder. Después de 1900, este sistema empezó a deteriorarse debido a la avanzada edad del presidente y a la falta de consenso sobre un sucesor, el aumento del nacionalismo, tanto político, como económico, y por la recesión económica en los Estados Unidos. Finalmente, guerras de guerrilla en el sur y derrotas militares en el norte, contribuyeron al derrocamiento de Díaz y el 21 de mayo de 1911, sus seguidores firmaron el Tratado de Ciudad Juárez con Francisco Madero. Díaz dimitió el 25 de mayo y poco después salió para París, donde murió en 1915, siendo enterrado en el famoso cementerio Père Lachaise. La desigualdad social y la concentración de la riqueza. Durante el Porfiriato, el país tuvo un crecimiento económico importante. Sin embargo, la riqueza quedó repartida en unas cuantas manos nacionales y en otras pocas extranjeras. No existía la libertad política. El pueblo no podía elegir a ningún representante dentro de los poderes estatales ni federales. Estos eran impuestos por Porfirio Díaz, quien, pese a estar en contra de la reelección, permaneció en el poder más de 30 años. Despojo de tierras a los campesinos. Díaz hizo una serie de reformas a la legislación que facilitaban la entrada a compañías extranjeras para que se adueñaran de “terrenos baldíos” los cuales pertenecían a indígenas, campesinos o gente muy pobre que no tenía el dinero para trabajar sus tierras y eran despojados de ellas. Creación de latifundios. Las haciendas de gran extensión pertenecían a unos pocos propietarios mientras la mayoría de los mexicanos moría de hambre. Disminuyó la calidad de la enseñanza popular. El 80% de la población era analfabeta. No había libertad de expresión. La prensa tenía prohibido emitir cualquier tipo de opinión en contra del gobierno y las huelgas estaban prohibidas para todos los sectores. No había libertad de tránsito, un campesino no podía transitar fuera de la hacienda sin salvoconducto. Obreros y campesinos carecían de protección laboral por lo cual estaban expuestos a la sobreexplotación. La mayoría de los trabajadores debían cumplir con jornadas de más de 12 horas por un sueldo miserable de 75 centavos. Represión y uso de la fuerza. Las condiciones laborales eran pésimas, sin embargo, cuando los trabajadores y campesinos trataban de manifestar su inconformidad, fueron reprimidos brutalmente. Un ejemplo es el asesinato de obreros durante las Huelgas de Cananea (1906) y de Río Blanco (1907). El 20 de noviembre de 1910 iniciaron los primeros movimientos armados de la Revolución mexicana; el asalto a la casa de los hermanos Serdan en Puebla, quienes ya planeaban una revolución, fue el detonante armado; además, respaldados por Pascual Orozco (jefe de las tropas irregulares del estado de Chihuahua), Francisco Pancho Villa (líder los campesinos en el norte de México) y Emiliano Zapata (quien representaba a los campesinos y demás líderes populares del sur de México). Otros. Dichos líderes luchaban en conjunto por su oposición a Díaz; sin embargo, no eran aliados, ya que cada uno reclamaba las necesidades particulares de los pueblos que representaban y por lo cuales se enfrentaban. Como ya se mencionó, una revuelta desde diferentes frentes y con un respaldo popular mayoritario, el día 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz renunció a la presidencia luego de haber firmado un pacto con Francisco I. Madero, quien posteriormente fue electo presidente y ejerció la presidencia de México. Madero restauró la constitución, prohibió la reelección y estableció el sufragio popular. Sin embargo, estos cambios no fueron suficientes para mejorar la situación general del país, ni para satisfacer los compromisos con el pueblo mexicano. Hasta aquí fue La Revolución, neta, lo que siguió fue una guerra civil. Comunicar es compartir ¡¡¡Comparte!!! Ya tú sabes