César Augusto (Octavio) César Augusto, también conocido como Octavio, fue el primer emperador romano, ya que con su antecesor murió la República que había gobernado Roma. Además, fue el emperador romano que más tiempo estuvo en el poder. Nació el 23 de septiembre del año 63 a. de C. en Roma, en el seno de una familia rica y acomodada; su padre era pretor de Macedonia y su madre era sobrina-nieta de Julio César. Murió el 19 de agosto del año 14 en Nola Tras su nacimiento tuvo que trasladarse a la localidad de donde era originario su padre, Velletri. Durante su juventud mostró grandes aptitudes para la política y el ejército, por lo que Julio César decidió adoptarle en el año 45 antes de Cristo y le convirtió en su heredero. Llevó a cabo varias campañas en Hispania y tuvo que enfrentarse a los partos en Epiro, donde recibió la noticia de la muerte de Julio César en el año 44 antes de Cristo. Acto seguido puso rumbo a la capital y cuando llegó se encontró con que Marco Antonio y Lépido habían repartido el territorio. Tuvo que luchar contra Marco Antonio para obtener el poder. Para ello contó con el apoyo de Cicerón, los republicanos del Senado y los grandes financieros, gracias a los cuales pudo costearse un ejército propio. Tras derrotar a Marco Antonio, volvió a Roma y exigió al Senado que le nombrasen cónsul pero debido a su edad, apenas 20 años, su petición fue denegada. Debido a este rechazo, marchó sobre Roma para tomar el poder. Lo hizo sin que se produjera combate alguno, ya que todas las tropas, incluidas las que se enviaron contra él, le apoyaron. Una vez nombrado cónsul, decidió otorgarse poderes extraordinarios. Debido a la resistencia de Bruto y Casio, que se negaban a aceptarle, se alió con sus antiguos enemigos Marco Antonio y Lépido y formó un triunvirato. Esto dio lugar a la continua persecución de los republicanos que terminaría en el año 42 antes de Cristo en la batalla de Filipo en Macedonia. Hecho esto, decidió repartir el poder junto con Marco Antonio, dejándole a este la zona oriental mientras él controlaba la occidental. Esto produjo un enfrentamiento entre ambos, la guerra de Perugia, en la que Agripa, del lado de Octavio, derrotó a las tropas de Marco Antonio. Acto seguido se hizo un nuevo acuerdo para repartir el poder. Octavio gobernaría toda la parte occidental; Marco Antonio tendría el poder de la parte oriental pero hasta el río Drin; Lépido dominaría África; y por último Italia sería gobernada por los tres conjuntamente. Para mantener la paz, Marco Antonio se casó con la hermana de Octavio, Octavia la Menor. Poco después, Marco Antonio había caído bajo la redes de la reina de Egipto, Cleopatra, de quien se había enamorado. Ésta gobernaba con una política más típicamente oriental, lo que no gustó nada a Augusto, pues iba en contra de los intereses romanos. Debido a ello, le declaró la guerra a Cleopatra en el año 32 antes de Cristo. Un año más tarde saldría victorioso de la batalla de Accio, tras la cual consiguió entrar en Alejandría. Poco después, y viendo su derrota, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Egipto se convirtió en una provincia romana, lo que otorgó a Octavio el control de toda la zona mediterránea. Una vez que regresó a Roma, decidió cambiar la forma de gobierno. Trasformó la República en un sistema político más parecido a un Imperio, en el que el poder se dividía en el Senado y el pueblo por un lado, y el emperador y su casa por otro. Entre sus medidas, estaba la de renovarse a sí mismo el título de cónsul, además de otorgarse nuevos títulos para aumentar su poder, como Princeps senatus; Augustus, con un trasfondo divino; Imperator Proconsulare en algunos de los territorios para tener poder militar; Tributo Vitalicio, Cónsul Vitalicio, Prefecto de las costumbres, Gran Pontífice y finalmente Padre de la Patria. Rechazó su divinización en vida, pero hizo instaurar el culto al emperador por parte de todos los habitantes. Una de sus principales misiones fuer mejorar la economía y estabilidad de Roma, que se veía amenazada por la gran extensión de los territorios. Para ello, reformó las instituciones y las adaptó a las necesidades del imperio, creando el Consejo del Príncipe, del que formaron parte personas que contaban con el favor del emperador, como Agripa. También dividió las provincias en dos tipos de territorio; el primero, las senatoriales, con el fin de que fueran gobernadas por una persona nombrada por parte del Senado; por otro lado estaban las imperiales, que serían gobernadas por el propio emperador. Asimismo, reorganizó el sistema fiscal, instaurando una gestión directa y menos agresiva. Favoreció a los pertenecientes a la orden ecuestre de la que provenía en lugar de a la aristocracia procedente del Senado. También aseguró las fronteras del extenso territorio de los constantes enfrentamientos con los partos y los germanos, además de seguir expandiendo el imperio por la parte oriental. Debido a su falta de hijos, adoptó a Tiberio como su sucesor. Tras su muerte, el 19 de Agosto de 14 D. de C. Tiberio consiguió el poder sin problemas. Gracias a la gran labor que había realizado, el pueblo pidió que se le divinizara, tras lo cual el nombre de Augusto sería utilizado como título por los siguientes emperadores. Su cuerpo fue trasladado a Roma y quemado en el Campo de Marte. Comunicar es compartir ¡¡¡Comparte!!! Ya tú sabes