Martin Luther King Jr. El asesinato

Martin Luther King Jr. El asesinato

El asesinato, el 4 de abril de 1968, provocó una oleada de motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos (125 en total) que provocaron numerosas muertes y obligaron a la intervención de la Guardia Nacional. Cinco días más tarde, el presidente Johnson decretó un día de luto nacional (el primero por un afroamericano) en honor de Martin Luther King.

Dos meses después de la muerte de Martin Luther King, James Earl Ray, quien se había fugado, fue capturado en el aeropuerto de Londres Heathrow cuando intentaba salir del Reino Unido con un falso pasaporte canadiense a nombre de Ramón George Sneyd. Ray fue pronto extraditado a Tennessee y acusado de la muerte de Martin Luther King; reconoció el asesinato el 10 de marzo de 1969 y se retractó tres días después. Aconsejado por su abogado Percy Foreman, Ray se declaró culpable con el fin de evitar la pena de muerte. Fue condenado a 99 años de prisión.

Ray despidió a su abogado, diciendo que los culpables de la muerte había sido un tal «Raoul» y su hermano Johnny, a los que había conocido en Montreal, Canadá. Dijo, además, que «él no había disparado en persona contra King», aunque podía «ser en parte responsable sin saberlo», sugiriendo una pista acerca de una posible conspiración. Pasó luego el resto de su vida intentando en vano que se le anulase su condena y que se reabriese el proceso.

El 10 de junio de 1977, poco después de haber prestado declaración ante una comisión del Congreso sobre el crimen en la que insistió en que no había matado a Martin Luther, se escapó junto a otros seis condenados de la cárcel de Brushy Mountain, en Tennessee. Fue detenido el 13 de junio y devuelto a prisión.

En 1997, Dexter Scott King, el hijo de Martin Luther King, se entrevistó con Ray y apoyó los esfuerzos de Ray para conseguir un nuevo juicio.

En 1999, un año después de la muerte de Ray, Coretta Scott King, viuda de Martin Luther y también dirigente de los derechos civiles, y el resto de la familia King, ganaron un proceso civil contra Loyd Jowers (propietario de un restaurante no lejos del Motel) y «otros conspiradores». En diciembre de 1993, Jowers había aparecido en Prime Time Live de ABC News y había revelado detalles de una conspiración que implicaba a la mafia y al gobierno para asesinar a Martin Luther. Jowers relató durante el juicio que había recibido 100 000 dólares para organizar el asesinato de Martin Luther King. El jurado de seis negros y seis blancos declaró a Jowers culpable y mencionó que «agentes federales habían estado implicados» en el complot para el asesinato. William F. Pepper, antiguo abogado de Ray, representó a la familia de King durante el proceso y presentó 70 testigos.

Al finalizar el proceso, la familia King había llegado a la conclusión de que Ray no había tenido nada que ver con el asesinato.

En 2000, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos terminó una investigación sobre las revelaciones de Jowers, pero no encontró ninguna prueba que pudiese demostrar una conspiración. El informe de la investigación recomendó que no hubiese ninguna nueva investigación en tanto que no se presentasen nuevas pruebas fiables.

Se ha especulado con que Ray no era más que un peón, de la misma manera que muchos suponen lo mismo del presunto asesino de John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald. Las pruebas que aducen los partidarios de esta teoría son: La confesión de Ray fue obtenida bajo presión, y fue amenazado con la pena de muerte.

Ray era un pequeño atracador y ladrón, y no tenía ningún antecedente judicial en el que hubiese sido acusado de crimen violento causado con arma. Dos exámenes balísticos realizados sobre el arma del crimen, una Remington Gamemaster, nunca llegaron a probar que Ray hubiese sido el asesino o que esta arma hubiese sido el arma del crimen.

Los testigos de la muerte de King dicen que el disparo no provenía de los apartamentos mencionados en la investigación sino de un matorral próximo a ella. Un matorral inexplicablemente cortado días después del asesinato.

El 6 de abril de 2002, el New York Times informó de que un pastor, el reverendo Ronald Denton Wilson, había declarado que era su padre Henry Clay Wilson quien había asesinado a Martin Luther King Jr, y no James Earl Ray. Dijo que sus motivos no habían sido racistas sino políticos, dado que pensaba que King era comunista. En 2004, Jesse Jackson, que estaba con King en el momento del crimen, explicó: «El hecho es que había saboteadores para impedir la marcha. En el interior de nuestra propia organización, se descubrió que una persona muy importante estaba pagada por el gobierno. Así, pues, había infiltraciones en el interior, saboteadores en el exterior y ataques de la prensa. […] Yo nunca creeré que James Earl Ray tenía el motivo, el dinero y la movilidad para haberlo hecho él mismo. Nuestro gobierno estuvo muy implicado en preparar el terreno y pienso que también el camino para la huida de James Earl Ray».

Los biógrafos David Garrow y Gerald Posner se posicionaron en contra de las conclusiones de William F. Pepper, quien animó el juicio de 1999 al acusar al gobierno de estar implicado en la muerte de Martin Luther King Jr.

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