Defensa de la Constitución.

Defensa de la Constitución.

Hace 105 años se promulgó desde Querétaro en 1917 la Constitución Mexicana, nuestra carta magna, por Venustiano Carranza, misma que sigue vigente hasta el día de hoy.

Desde entonces nuestra constitución es la ley más importante del país, ella contiene, en su parte dogmática, todos los derechos fundamentales que se deberán respetar, tales como el derecho a la salud, a la educación, a la libertad de pensamiento y expresión, el derecho a la información, y entre otros, los derechos sociales (una de las aportaciones mexicanas al derecho, más significativas a nivel mundial); la forma en que el Estado mexicano se compromete a garantizarlos y la manera en que como ciudadanos, los podemos hacer valer.

Y en su parte orgánica, determina la forma de gobierno que tenemos, la cual, por cierto, es una República Representativa, Democrática y Federal; así como la manera en que se llevará la vida política y desarrollo social del país.

En la Constitución de 1917 se estableció la división de poderes: el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo, que se compone de senadores y diputados, quienes hoy, tenemos la importante función de crear o modificar leyes, así como vigilar el destino del gasto público con el propósito de velar por los derechos de los mexicanos y del bienestar del país. Nuestra legislación siempre está en constante cambio, y como ciudadanos tenemos el derecho de conocerlos y exigir su cumplimiento.

Lamentablemente, el gobierno federal y los diputados de Morena niegan y reniegan respecto a la importancia del federalismo, de la soberanía de los estados, de la constitución y de la división de poderes. Pretenden retroceder 50 años a nuestro país para volver a los tiempos de la dictadura perfecta.

Hoy vivimos desde la Cámara de Diputados la sumisión de los poderes a la consigna presidencial, poniendo por encima los intereses de una persona y no los intereses del pueblo mexicano. Ejemplos hay muchos: Votaron en contra de un mayor presupuesto para personas con discapacidad, en contra de presupuesto para medicamentos para personas con cáncer e hipertensión, en contra de transparentar la “mansión del bienestar” y el origen del dinero del hijo del presidente y su supuesta austeridad, entre otros.

El nombramiento de superdelegados es otra muestra clara del desprecio por el federalismo y la soberanía de los estados. El partido en el poder pretende eliminar cualquier tipo de contrapesos y con lealtad ciega, sorda y muda, aprobar todo lo que viene del Ejecutivo, sin cambiar una sola coma.

Estamos en un grave peligro ante la clara intención del presidente por hacerse del monopolio del poder al pretender desaparecer a los órganos constitucionales autónomos como el Instituto Nacional Electoral y que la organización de las elecciones regresen a las manos de la Secretaría de Gobernación, como cuando se fraguó desde Palacio Nacional el mayor fraude electoral en México con la “caída del sistema” a manos de Manuel Bartlett, por cierto, amigo de López Obrador desde que ambos pertenecían al viejo PRI y quien es actual director de la CFE.

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