Día de Muertos

Día de Muertos

La celebración de los fieles difuntos en México tiene su origen en la época prehispánica.

La sociedad azteca creía que la vida continuaba aun en el más allá, por eso consideraba la existencia de cuatro “destinos” para las personas, según la forma de morir. El arqueólogo Eduardo López Moctezuma los detalla de la siguiente manera: 1. El Tonatiuhichan o “casa del sol” era el sitio al que iban los guerreros muertos en batalla, los capturados para el sacrificio y las mujeres embarazadas. 2. El Tlalocan, un tipo de paraíso al que llegaban todos los que morían por el agua. 3. El Chichihualcuauhco, un espacio destinado para los bebés muertos, ahí eran amamantados por un enorme árbol nodriza hasta que “volvieran a nacer”. Y, 4. El Mictlán, el reino de los muertos y destino de las personas que fallecían por causas no relacionadas al agua, la guerra o el parto. Este era el lugar al que iban la mayoría de los muertos. Para arribar al Mictlán, el difunto debía esperar cuatro años, tiempo en el que era devorado por Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra.

Completado lo anterior, se iniciaba un viaje por los nueve niveles del inframundo mexica, de esta forma: Cruzar el río Apanoayan. Pasar desnudo en el Tepétl Monanamicyan, un lugar en el que constantemente chocan dos cerros. Enfrentar a una culebra que resguarda un camino. Atravesar el Iztepétl o cerro de navajas. Recorrer ocho cimas en las que cae nieve constantemente llamadas Cehuecayan. Transitar otros ocho caminos en Itzehecayan, lugar donde el viento corta como navajas. Caminar sobre el Apanhuiayo, un canal de aguas negras en el que habita una temida lagartija llamada Xochitonal. Atravesar otro río, el Chiconahuapan, con la ayuda de un perro xoloitzcuintle.

Y finalmente, llegar al Itzmitlanapochcalocan, el recinto donde moran los dioses de la muerte. Es este último lugar en el que el difunto se encontraba con Mictlantecuhtli, el dios del inframundo, para darle algo especial. Mictlantecuhtli, el dios de la muerte; Era el dueño y señor del lugar de los muertos, el Mictlán. El dios del inframundo y junto con su esposa Mictlancíhuatl.

Cuando la persona estaba ante la presencia de la deidad, debía darle las ofrendas con las que era enterrado: piedras preciosas y comida. Dentro del arte, a Mictlantecuhtli se le ha representado de diversas formas, principalmente como un esqueleto u hombre con rasgos cadavéricos, sangre e incluso con su hígado expuesto. Es acompañado con diversos atavíos como penachos, sombreros, collares, cinturones y textiles de algodón. Una de las esculturas más populares del dios de la muerte se encuentra en el Museo del Templo Mayor, en la Ciudad de México.

Con la llegada de los españoles, el Día de Muertos no desapareció por completo, como otras fiestas religiosas mexicas. Los evangelizadores descubrieron que había una coincidencia de fechas entre la celebración prehispánica de los muertos con el día de Todos los Santos, dedicado a la memoria de los santos, mártires.

La fiesta de Todos Santos inició en Europa en el siglo XIII yTambién había una sincronía con la celebración de los fieles difuntos, realizada justo un día después de Todos Santos. Fue en el siglo XIV cuando la jerarquía católica incluyó en su calendario dicha fiesta. Fue así como el Día de Muertos se redujo a tan solo dos días, el 1 y 2 de noviembre, aunque en otras regiones como Oaxaca y Puebla se extiende a varios días, pues se cree que aquellos que murieron de causas no naturales llegan días antes al hogar.

La ofrenda del Día de Muertos tiene su propia historia. En Huaquechula, Puebla, se coloca un altar de color blanco con figuras de ángeles y con diversos niveles, que van de los tres a cinco. En la Huasteca veracruzana e hidalguense se elabora un altar con un arco de carrizo adornado con flores de cempasúchil, follaje, fruta y pan colgados con una cuerda. Los pueblos mayas de la Península de Yucatán usan una mesa con manteles bordados u hojas de plátano en donde colocan la comida favorita de los difuntos, como el mucbipollo o tamal gigante de pollo. En Ocotepec, Morelos, se pone una mesa formando el cuerpo del difunto con su ropa y una calaverita de azúcar, cirios decorados, flores y los alimentos favoritos del ser querido. En el Istmo de Tehuantepec se celebra el Xandu’, que en lengua zapoteca significa “santo”; se colocan altares con arcos hechos de tallo de plátano o caña con frutas, pan y flores. En Michoacán, específicamente en Janitzio y Tzintzuntzan, se elaboran arcos de flores de cempasúchil con dulces de azúcar, frutas, pan y las bebidas favoritas del difunto; estas se llevan al panteón y se realiza la velación durante la noche del 1 de noviembre. Otros lugares donde se colocan altares en las tumbas y se realizan velaciones son Mixquic y San Lorenzo Tezonco en la Ciudad de México, Santa Cruz Xoxocotlán en Oaxaca, la Mixteca Poblana y el Valle de Toluca. Y Gran parte de México.

Comunicar es compartir
¡¡¡Comparte!!!

Ya tú sabes