El futuro de la globalización.
“Necesitamos un nuevo modelo de globalización. La hiperglobalización se ha visto socavada por las luchas distributivas, el nuevo énfasis en la resiliencia y el aumento de la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China. Inevitablemente, estamos en medio de un reequilibrio entre las demandas de la economía global y las obligaciones económicas, sociales y políticas internas. Aunque muchos se preocupan por una nueva era de creciente proteccionismo y la perspectiva de un entorno global inhóspito, el resultado no tiene por qué ser del todo malo. Durante el período de Bretton Woods, la gestión económica nacional estuvo significativamente menos restringida por las reglas globales y las demandas de los mercados globales. Sin embargo, el comercio internacional y la inversión a largo plazo aumentaron significativamente, y los países que aplicaron estrategias económicas apropiadas, como los Tigres de Asia Oriental, obtuvieron resultados excepcionalmente buenos a pesar de mayores niveles de protección en los mercados de las economías avanzadas.
Un resultado similar también es posible hoy, siempre que las grandes potencias no den prioridad a la geopolítica hasta el punto de empezar a ver la economía global a través de una lente puramente de suma cero. Aquí también la economía puede desempeñar un papel constructivo. En lugar de expresar nostalgia por una era pasada que produjo resultados mixtos y que nunca fue sostenible en primer lugar, los economistas pueden ayudar a diseñar un nuevo conjunto de reglas para la economía global que contribuyan al reequilibrio.
En particular, pueden diseñar políticas que ayuden a los gobiernos a atender sus agendas económicas, sociales y ambientales internas, evitando al mismo tiempo políticas explícitas de empobrecimiento del vecino.
Pueden desarrollar nuevos principios que aclaren la distinción entre ámbitos en los que la cooperación global es necesaria y aquellos en los que la acción nacional debería tener prioridad.
Un punto de partida útil es el equilibrio entre los beneficios del comercio y los beneficios de la diversidad institucional nacional. Maximizar uno socava el otro. En economía, las “soluciones de esquina” rara vez son óptimas, lo que significa que los resultados razonables implicarán sacrificar algunos de ambos tipos de ganancias. Cómo deben equilibrarse estos objetivos en conflicto en el comercio, las finanzas y la economía digital es una cuestión desafiante sobre la cual los economistas podrían arrojar mucha luz.
Los economistas que quieran ser relevantes y útiles deben ofrecer soluciones concretas a los problemas centrales de nuestro tiempo: acelerar la transición climática, crear economías inclusivas y promover el desarrollo económico en las naciones más pobres. Pero deben evitar las soluciones Econ 101 estándar.
Su disciplina ofrece mucho más que reglas generales. La economía sólo puede ayudar si expande nuestra imaginación colectiva en lugar de frenarla.“
DANI RODRIK es profesor de Economía Política Internacional de la Fundación Ford en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de Harvard y ex presidenta de la Asociación Económica Internacional.
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