La Candelaria

La Candelaria
El día de la Candelaria es festejado cada 2 de febrero; se celebra la purificación de la Virgen, se viste al niño Dios y se lleva a la iglesia para ser bendecido. Después, quienes encontraron al niño en la rosca invitan los tamales. Todo esto es muy bello y delicioso, pero ¿Conoces el origen del día de la Candelaria? ¿O por qué los mexicanos comemos tamales en este día?
El día de la Candelaria se festeja exactamente 40 días después de Navidad -es decir, el 2 de febrero- y es debido a que, en ese día, la Virgen se purificó después del nacimiento del niño Dios (dentro del rito judío) y llevó candelas (velas) a la Iglesia para que estas fueran bendecidas. Este era el festejo original, sin embargo, en la época del Virreinato llegó a México y el día de la Candelaria coincidió con la temporada de siembra que iniciaba el 2 de febrero y se festejaba con exquisitos tamales como platillo principal.
De acuerdo con la antropóloga Katia Perdigón, el 2 de febrero -día de la Candelaria- la Virgen solía ser la protagonista del festejo, pues era cuando se cumplían exactamente 40 días después de Navidad, por lo que la Virgen acudió a la Iglesia para ser purificada y dar gracias a Dios por la llegada de Jesús a la Tierra. Desde entonces, se quedó como costumbre acudir a la iglesia cada 2 de febrero, para agradecer que el niño Dios trajera luz a los corazones de la humanidad.
También se dice que un anciano llamado Simeón, quien era traductor de la Biblia del hebreo al griego, dudó traducir la palabra “Virgen” tal cual, pues él creía que lo correcto era poner “mujer”. Justo en ese momento recibió una revelación divina en la que se le indicaba que no debía cambiar el significado de la Virgen y también que no moriría hasta ver al niño Dios. Con la promesa de conocer al niño Dios, Simeón llevaba candelas a la Iglesia -como símbolo de la luz que traería el niño- hasta que llegó María con el pequeño Jesús en brazos y Simeón dijo “ya puedes dejar que muera en paz”, y cerró los ojos para nunca volver a abrirlos.
Por otra parte, según Arturo Cardoso, sociólogo e historiador de la FES ACATLÁN, el festejo del día de la Candelaria en México es un sincretismo entre la cultura prehispánica, católica y judía que se ha modificado con el paso del tiempo. Y es que, como vimos, hace mucho tiempo en el día de la Candelaria principalmente se celebraba la purificación de la Virgen, pero a partir de la primera década del siglo XX la celebración del niño Dios tomó muchísima fuerza en México igual que la idea de colocarle distintos atuendos.
Dentro de la tradición judía encontramos el libro de Vaikrá. En el Vaikrá se indica que las mujeres a los 40 días de dar a luz tenían que ir a la iglesia para purificarse y dar gracias a Dios con una paloma. Sin embargo, con el transcurrir de los años, la paloma se transformó en una candela y desde ahí, al 2 de febrero se le conoció como día de la Candelaria.
En cuanto a la influencia prehispánica Arturo Cardoso señaló que el día en el que la Virgen fue purificada y dio gracias en la iglesia, los mexicas celebraban el principio del Atlcahualo -inicio de temporada de siembras. En esta fiesta se llevaba a bendecir el maíz que luego se sembraría como tributo a los dioses Tláloc y Chachitlicuetl con el fin de obtener buenas cosechas. Por lo anterior, en la época del virreinato y con la evangelización de los pueblos indígenas, hubo un sincretismo entre estas tradiciones y en México se volvió costumbre -en lugar de bendecir el maíz- comer tamales -como si celebráramos a Tláloc y a Chachitlicuetl- justo cuando se cumplen 40 días después del nacimiento del niño Dios.
Actualmente y de acuerdo con Arturo Cardoso, el día de la Candelaria se puede celebrar de dos formas; la primera es una procesión dedicada a la Virgen acompañada de música y pirotecnia (como en Tlacotalpan o en Coyoacán), y la segunda es cuando los creyentes presentan a sus niños Dios en misa -los niños deben estar ataviados con distintos atuendos- y después invitan a la celebración en su casa donde dan de comer deliciosos tamales.
Katia Perdigón, en su libro titulado “Mi niño Dios”, sostiene que la tradición de vestir a los niños Dios se deriva de la época del virreinato. Su investigación arrojó que quizá surgió a partir de una tradición que las monjas tenían en la época virreinal -estas monjas vestían a los niños Dios para presentarlos en la Iglesia, justo como hizo en su momento la Virgen-.
Actualmente, se estima que existen alrededor de 100 modelos distintos para vestir a los niños. Moda que se reforzó en 1975, cuando surgió la Casa Uribe, una empresa dedicada a ofrecer un montón de modelos para vestir al niño Dios. Por último y de acuerdo con Katia Perdigón “pocos devotos relacionan la vela con la festividad de la Purificación de la Virgen, este acontecimiento se ha suplido con la imagen del Niño Dios, de hecho la mayoría de los practicantes de esta celebración no saben para qué son las velas. Las candelas evocan la iluminación del mundo por el Salvador”..
Comunicar es compartir
¡¡¡Comparte!!!

Ya tú sabes