Batalla del 21 de Mayo.



Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, el 14 de febrero de 1821 proclamaron su Plan de Iguala, invitando a participar en el lado de la independencia a los insurgentes, a los realistas, indios castas y esclavos, a los cuales llamó mexicanos, incluyendo a europeos y asiáticos, señalandoles que su patria era América porque en ella vivían y se proclama la Independencia de la América Septentrional, que ya no reconoce ni depende de España y que no le anima otro deseo a su ejército que conservar su religión. El concepto de la religión les da el apoyo del clero en América y en Europa.

Esta alianza resulta un golpe magistral para la causa insurgente, ya que Iturbide comandaba al ejército realista y Vicente Guerrero a los Insurgentes; y además varias guarniciones al saber del Plan de Iguala se rinden, o se alían dejando solo unas guarniciones realistas en Veracruz y Orizaba.

Era la mañana del 15 de mayo de 1821 cuando José Joaquín de Herrera pidió al capitán Félix Luna que vigilara el camino de Orizaba del lado de Tuxpango, como así lo hizo con un grupo de jinetes llegó hasta Río Blanco y hubo que replegarse hasta el puente de Zapoapan que cruza el Metlac, el motivo era que las tropas realistas del batallón de Castilla al mando del Teniente Coronel Hevia, se presentaba con el firme propósito de recuperar y asaltar la villa de Córdoba; dejando el libre tránsito a las tropas españolas que entraron sin novedad a lo que es actualmente la avenida 11.

Los defensores de la villa se aprestaron a la guardia de las trincheras que habían sido construidas. Es de mencionar que son los vecinos de Córdoba los que toman las armas y se apostan en las barricadas.

Don Francisco Hevia con su temeridad reconocida entró fácilmente y estableció su cuartel general en la plaza de San Sebastián llevando su osadía hasta ingresar a la casa de Don Antonio de Zevallos, a quien en tono de amistad, pero enérgico le dijo “salga usted paisano que no va dejar de ser cordobés vivo por desafectos al rey”.

A las tres de la tarde se inició un tiroteo que fue contestado por el otro lado. Hevia conocía perfectamente la traza de la villa y ordenó empezar a derribar puertas.

El 16 de mayo fue un día decisivo para las armas del Trigarante de Córdoba, debido a que por la mañana había sido muerto el coronel del batallón de Castilla, Francisco Hevia.

Al momento que lo mataron, se dice que el Capitán Pascual de los Santos también fue alcanzado por las balas, por lo que señalaron que había sido de los Santos quien le había disparado, aunque se supo dos días después. A partir de la muerte de Hevia, los soldados españoles dejaron de disparar por un momento reinado el silencio, y luego volvió la guerra; tomó el mando el coronel Blas del Castillo y Lina, quien logró acercarse a las trincheras enemigas y les prendió fuego, el cual fue sofocado por los defensores rechazando a los realistas hasta sus posiciones (de esa acción se deriva el término de casa quemada).

Todo esto fue el 17; para el 18 llegó el coronel Antonio López de Santa Anna con 300 soldados de infantería y 200 de caballería a reforzar a los cordobeses, amagando a los realistas a quienes cañonearon para hacer hacerlos salir.

Cabe la anécdota que una comisión de cordobeses fue a ver a Santana a Alvarado donde tenía órdenes de permanecer y que cuando los cordobeses se presentaron, Él, inmediatamente se ofreció para ir a apoyarles, y los cordobeses le contestaron que solo necesitaban parque; tal era su determinación.

Para el día 20 José Joaquín de Herrera pidió la rendición de los realistas, su comandante Castillo Luna pidió tiempo para una junta con sus tropas, pero se reinició el combate en la noche y nuevamente se suspendió la madrugada del 21 de mayo, las tropas Trigarantes comprobaron que los realistas habían abandonado el campo de batalla y así el lunes 21 de mayo, la población de Córdoba festejaba el triunfo sobre las armas realistas terminando la jornada histórica.

La Batalla de la defensa de Córdoba inició el 15 y terminó el 21 de mayo de 1821, en la Villa fue un hecho de relevancia; los habitantes lucharon por su independencia, derrotando al Ejército Realista Español; este suceso sirvió para que el 24 de agosto del mismo año, se reunieran en la población Agustín de Iturbide, Jefe del Ejército Trigarante y Juan O’Donojú, Capitán General de los ejércitos de la Nueva España, para firmar los tratados de Córdoba, mediante los cuales se reconocía la independencia del país y se daba fin a la guerra.

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