China en Latinoamérica



China en Latinoamérica

Actualmente, el principal socio comercial de Sudamérica no es Estados Unidos, sino China. Y lo es porque da trato preferencial… con severas condiciones.

Tanto EU como el centro y norte de México tomaron en serio el “trade, not aid”. Los resultados positivos están a la vista. Pero los estados mexicanos del sur tenían un “proyecto alternativo de nación”, con paros, bloqueos y ataques a la propiedad privada que impidieron la llegada de inversiones. Y Poco desarrollo educativo hay que decirlo. Los resultados en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, lamentablemente, están a la vista.

Parte de Centro y casi toda Sudamérica es víctima del populismo y la ineptitud. “¡Al carajo!”, gritó Hugo Chávez en respuesta a la creación de un área de libre comercio en toda América. Se creó una serie de instancias de comercio entre los países sudamericanos, que fue una mascarada para extender la mano y que Venezuela les regalara dinero petróleo. Hasta que se le acabó. Hoy esos países no intercambian bienes, sino desplazados. Y se han echado en los brazos de China.

En su comparecencia ante la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China, del Congreso de este país, Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército, puso el tema en el nivel de máxima alerta. América Latina es una región cada vez más dependiente económicamente de la República Popular China, con cada vez menos regímenes democráticos, cada vez menos dispuestos a cooperar con Estados Unidos en intereses compartidos en materia de seguridad, Estado de derecho y buen gobierno, democracia y derechos humanos.

También una historia de extorsión política, económica, militar, por decir lo menos; El “big stick”del tío Sam; recientemente celebramos el golpe de estado de Chile el 11 de septiembre de 1973. Historia repetida en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela, Colombia, etc.... Han marcado a la sociedad latinoamericana en un anti norteamericanismo cultural.

Los impactos populistas amenazan acumulativamente con llevar a la región hacia un estado en que la libertad de expresión política esté cada vez más limitada, como lo está hoy en la República Popular China.

Los dos principales bancos de China, por sí solos, han otorgado préstamos a la región por 136 mil millones de dólares desde 2015. Sus empresas han invertido 160 mil millones de dólares desde 2001, principalmente a través de fusiones y adquisiciones, pero también a través de algunos proyectos totalmente nuevos y otras inversiones directas no financieras. El comercio entre China y América Latina alcanzó 330 mil millones de dólares en 2019, un aumento de 18 veces desde que China fue admitida en la Organización Mundial de Comercio (OMC), 2001.

El apoyo de China ha sido importante para la supervivencia de gobiernos populistas que limitaron la transparencia, socavaron las instituciones democráticas y actuaron contra la prensa. Dicho apoyo incluyó préstamos por 62.2 mil millones de dólares a Venezuela, 17.1 mil millones al gobierno de Cristina Fernández en Argentina, 3.4 mil millones a Evo Morales en Bolivia. La República Popular China vincula sus préstamos a contratos paralelos para la entrega de productos básicos de la nación, utilizando empresas chinas para extraerlos. China ha extraído petróleo por 19 mil millones de dólares en Venezuela, como parte de la recuperación de los préstamos por 62 mil millones de dólares. Existe un préstamo por mil millones de dólares a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) que obliga a la entrega futura a China de 4.1 mil millones de dólares en oro venezolano a China.

China obliga a sus empresas a entregar los datos al Estado chino cuando se los solicita. Los datos no sólo incluyen secretos militares, sino también datos confidenciales de empresas latinoamericanas y de funcionarios gubernamentales en la región, que podrían usarse para ayudar a las empresas chinas a obtener tecnologías de otros, China es una gran corporación.

China ha utilizado la extrema necesidad de vacunas en la región para sus objetivos económicos y políticos en otros sectores. En Brasil y en Dominicana, la República Popular China ha empleado el acceso acelerado a sus vacunas para incluir a la empresa de telecomunicaciones china Huawei de sus redes 5G. Como la humedad, China penetra en el área de influencia más cercana de Estados Unidos. Sus caballos de Troya han sido los gobiernos populistas de la región. Una vez que fracasan sus estrategias centralistas de recursos necesitan desesperadamente ayuda. China midió bien a los líderes que llegan al poder con un “proyecto alternativo de nación”, sea bolivariano, peronista o como le quieran llamar. Su ineptitud, invariablemente, los lleva al reverso del argumento mexicano a comienzo de los 90, y claman “queremos ayuda, no comercio”. China accede, porque los conoce y sabe lo que quiere, como veremos en otra columna.

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