La Traición arma eficaz.



Entre los detractores de la tan llevada y traída Reforma Judicial había el martes 5, esperanzas de que los ministros abrieran un resquicio para modificarla y que la elección de jueces y algunos magistrados fuera diferida, pero se impusieron los desacuerdos en torno a la forma y el fondo del proyecto que promovió el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá.

Todo este último tramo fue consensuado, de alguna u otra forma con el gobierno. Primero, porque así lo pidieron las y los ministros, quienes apelaron a su derecho para meter las manos en defensa del Poder Judicial.

Y, en segundo lugar, porque estaban convencidos de que había una ruta que podría favorecer la implementación de la reforma si se hacía en dos partes: primero la elección de ministros y magistrados y, posteriormente, la de jueces y otros magistrados.

Al final no hubo consensos: el bloque de resistencia, conformado por las y los ministros Norma Piña, Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutiérrez, Juan Luis González, Luis María Aguilar, Javier Laynez y Jorge Mario Pardo, se rompió cuando Alberto Pérez Dayán votó en contra del procedimiento.

Y en un último intento, Piña pidió que para la votación a favor del proyecto se consideraran sólo seis votos, en lugar de ocho, pero fue algo que tampoco tuvo respaldo. Con esto, al final de la sesión, se desestimó el proyecto de González Alcántara Carrancá.

A este fallo antecedieron una serie de negociaciones que la presidenta Claudia Sheinbaum encomendó a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y a los coordinadores de Morena en el Senado y la Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal.

El gobierno había hecho saber a los ministros que estaba resuelto a desconocer un fallo contra la reforma, razón por la que iba tomando nota de todos los andares de los ministros en este tortuoso camino, porque en el momento pertinente harían un corte de caja con cada uno de ellos.

No era para menos, ayer por la mañana había preocupación en el gobierno, pero más molestia por las acciones de la mayoría de las y los ministros, quienes habían hecho creer a sus interlocutores que dejarían sus cargos sin oponer mayor resistencia. Pero salieron con que siempre no, dieron la batalla hasta el último momento sin conseguir al final tirar la reforma.

Después de este episodio se confirma que ocho ministros no entrarán al proceso de elección. Sólo Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres buscarán concursar, aunque en el gobierno dan por hecho que ninguna repetirá como ministra.

A la mayoría oficialista en el Congreso le faltaba un voto de la oposición para alcanzar la mayoría calificada, y lo consiguió. A la minoría afín a la 4T en la Corte le faltaba un voto para impedir que transitara la acción de inconstitucionalidad contra la reforma judicial, y lo consiguió con el ministro Alberto Pérez Dayán. “¡Que salga el traidor! ¡Que salga el traidor!”, gritaron ayer los asistentes a la manifestación a las afueras del alto tribunal, en referencia a Pérez Dayán. Su voto fue decisivo para que no se declarara la invalidez de la reforma y, con ello, se convirtió en el blanco de los reproches.

Y Pérez Dayán no salió, pero el que sí fue a dar la cara a los manifestantes fue el ministro Luis María Aguilar. Al agradecer el apoyo, la solidaridad y la lucha de quienes afuera de la Corte expresaban su rechazo a la reforma que obliga a los impartidores de justicia a renunciar o ir a las urnas para permanecer en el cargo, Aguilar Morales les dijo, megáfono en mano: “Tratamos de hacer todo lo posible, ustedes lo vieron, pero, bueno, no siempre se puede, desgraciadamente en este caso, y les agradezco apoyo. ¡Todos somos el Poder Judicial!”. Los aplausos no se hicieron esperar.

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