Presidenta Habemus segunda parte



Hoy, lo más importante es evitar la sobrerrepresentación. El propio INE y el TEPJF desaparecerán. Se cambiará el sistema. No habrá elecciones independientes, ni justicia electoral. Se anulará la representación plurinominal para volver a la época de solo elegir mayorías y reducir el número de legisladores, para que Morena y sus aliados tengan cómodamente la mayoría de votos por siempre. Es regresar a la época del caudillismo. Ni siquiera a la del PRI hegemónico.

Durante la época de la transición democrática, todos los cambios electorales se hacían por negociación y se votaban por mayorías y las leyes secundarias se adecuaban. El problema es que cuando se trataba de acotar al Ejecutivo, las reformas ya no avanzaban y nos quedamos sin hacer los cambios que previnieran que por la vía electoral, el Poder Ejecutivo pudiese realizar sin consenso, políticas para forjar un régimen autoritario.
Septiembre está a la vuelta de la esquina. Antes del 23 de agosto, el INE asignará la distribución de las curules plurinominales. No hay unanimidad en el pleno, pero es posible lograr mayoría. Veremos cómo pasarán a la historia los consejeros, a quienes seguro les hicieron promesas que Morena no cumplirá, ya empoderada.

Por eso la sociedad civil de la llamada marea rosa sigue en pie de lucha. El domingo, pese a que Taddei les negó la explanada del INE para manifestarse, cerca de 4 mil personas asistieron a entregar un documento jurídico, político para rechazar la sobrerrepresentación, que leyó el ex Consejero Presidente del IFE, Leonardo Valdés. Si la sobrerrepresentación es avalada por los órganos electorales, entraremos a una nueva etapa de la República.

Y aunque la ley favorezca al autoritarismo, la sociedad resistirá. Y seguirán los movimientos y manifestaciones en contra de los atropellos a la democracia y los derechos políticos de una sociedad plural. Sheinbaum tiene pues dos frentes, ninguno sencillo.

Rescatar la economía del país y encauzar el nearshoring, y, determinar en el ámbito político si gobernará sola y en confrontación constante, o buscará algunos acuerdos para poder transitar. Desde luego esta decisión no es personal. Depende de un entretejido de intereses que el propio AMLO encabeza. Veremos pues, qué gobierno se asienta.

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