Ernesto Guevara de la Serna



Ernesto Guevara, más conocido como el Che Guevara, se ha convertido en un ícono de rebeldía, llevado y traído por malquerientes y admiradores, los milenians consumen sus afiches y camisetas porque es un producto popular mundialmente y símbolo de su inconformidad, revela el uso de esa imagen. Se conmemora su fallecimiento el 9 de octubre (1967). El 14 de junio de 1928 nació en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara de La Serna, hijo primogénito de Celia de la Serna y el Dr. Ernesto Guevara Lynch, su familia poseía recursos económicos, pero con ideas socialistas. Fueron sus hermanos Celia, Roberto, Ana María y Juan Martín. La mayor parte de su niñez, su adolescencia y primera juventud transcurren en Alta Gracia, a donde se mudó la familia en 1932 en busca de un clima propicio para contrarrestar el asma de Ernesto (a los dos años de edad sufre su primer ataque), y Córdoba donde concluye sus estudios secundarios. Su madre le enseñó las primeras letras ya que él no podía ir a la escuela por el asma. En 1937, con 9 años de edad asiste a tercer grado, demuestra gran interés en la guerra civil española al punto de marcar en el mapa la evolución militar de la misma. Leyó con pasión toda su vida. La biblioteca de su casa reunía varios miles de volúmenes, libros de autores clásicos de la literatura universal, de historia, de filosofía, psicología, arte, aventuras, algunos en francés. Lee obras de Marx, Engels y Lenin, con los que más tarde se familiarizó en su juventud temprana. Poseedor de una vasta cultura, a los diecisiete años comienza a redactar un diccionario de filosofía, materia de interés a lo largo de su vida. En 1941, la familia Guevara se traslada a la ciudad de Córdoba para que Ernesto pudiera comenzar sus estudios de bachillerato, enseñanza media.
En 1948 Ernesto, de 20 años de edad, entra a la Facultad de medicina de Buenos Aires. En marzo aprueba los exámenes correspondientes a primer año, en junio los de segundo año y en diciembre los de tercer año. En sus estudios universitarios demuestra especial interés en la investigación del asma, alergias, lepra y la teoría sobre nutrición. Trabaja como enfermero en barcos mercantes, en oficinas de la municipalidad de Buenos Aires y en la clínica del doctor Pisani, considerado por esa época, el mejor alergista de Argentina. Esta experiencia le serviría para realizar y publicar trabajos de investigación. El 29 de diciembre de 1951, en compañía de su amigo Alberto Granado y de la Poderosa II (moto marca Norton de 500 centímetros cúbicos), moto en la que imaginaban transitar por toda América, emprenden un histórico viaje que los llevaría a recorrer Chile, Perú, Colombia y Venezuela. La visita a las minas de cobre de Chuquicamata (Chile) resulta particularmente reveladora, porque en ningún lugar como aquel habían chocado con semejante grado de explotación de los obreros, de discriminación del nativo respecto al yanqui. El dolor de nuestra América va calando hondo en los nervios del estudiante argentino: he ahí la realidad neocolonial descarnada más allá de cualquier libro. Regresa en julio de 1952.
Concluye sus estudios de medicina y el 12 de junio de 1953 recibe el título de médico, un mes después comienza su segunda travesía por el continente, con un plan inicial que modificaría y que lo conduciría a una total transformación. Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y finalmente, Guatemala son los países que conoce esta vez. Cuando Ernesto recorre los países del litoral pacífico de América del Sur, al visitar las minas de cobre, los poblados indígenas y las leproserías, es donde da muestras de su profundo humanismo dando consulta; se va creciendo y agigantando su modo revolucionario de pensar y su firme antimperialismo. Después de una experiencia en Guatemala en que los políticos apoyados por EU triunfan sobre un gobierno democrático (En toda Latinoamérica, sucede eso) se refugia en México, donde continúa sus estudios de especialidad en alergología. Donde conoce a Fidel Castro, exiliado de Cuba por su fallido asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953; y planean la revolución cubana.
Antecedentes del ambiente en Cuba. El 20 de mayo de 1902 Cuba se convirtió en una República independiente, en teoría. A pesar de los 3 años de sangre, sudor y sacrificio que duró la Guerra Hispano-Estadounidense, ningún representante cubano fue invitado al histórico tratado de paz firmado en París en 1898, que había prometido la independencia de Cuba con condiciones. Tales condiciones se recogían en la infame Enmienda Platt, un ladino añadido a la Ley de los Presupuestos del Ejército de EU de 1901, que otorgaba a este país el derecho a intervenir militarmente en Cuba siempre que lo creyera conveniente. EU también utilizó su notable influencia para procurarse una base naval en la bahía de Guantánamo, con el fin de proteger sus intereses estratégicos en la región del canal de Panamá. A pesar de una discreta oposición en EU y de una mucho mayor en Cuba, el Congreso aprobó la Enmienda Platt, que se incluyó en la Constitución cubana de 1902. Para los patriotas cubanos, EU solo sustituyó a España en el nuevo papel de colonizador y enemigo.
Fulgencio Batista era un astuto y perspicaz negociador que fue responsable de los mejores y los peores intentos de Cuba de constituir una democracia embrionaria en las décadas de 1940 y 1950. Tras un golpe de Estado de oficiales del ejército en 1933. A partir de 1934, Batista ejerció como jefe del Estado Mayor y, en 1940, en unas elecciones relativamente libres y justas, fue elegido presidente. Se alternó con otros pillos: Santamaría y Pío Socarrás a quien tiene que derrocar con un golpe de estado, Fulgencio Batista se entroniza hasta su huida el 31 de diciembre de 1958, el 10 de enero las fuerzas revolucionarias toman la Habana. Con ese escenario en Cuba, entregada a las mafias estadounidenses y tutelada hasta la ignominia por los EU, ¿Cómo no ser revolucionario?