Este conflicto armado surgió como consecuencia de la grave crisis que dejo la Guerra de Reforma, guerra civil que aconteció en México del año de 1858 a 1861, librada entre conservadores y liberales, éstos últimos liderados por Benito Juárez, lograron sobreponerse y triunfar, haciendo valer la legalidad llegan a la presidencia instaurando las Leyes de Reforma, que incluían la separación de la Iglesia y el Estado, la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la libertad de cultos. Sin embargo, los estragos de la guerra y la negativa de los conservadores y la iglesia de apoyar la reconstrucción económica del país, así como de otorgar préstamos al gobierno liberal, llevo al gobierno de Benito Juárez en julio de 1861 a solicitar un plazo de dos años para el pago de deudas originada entre liberales y conservadores, situación que fue rechazada por Francia, Inglaterra y España firmando la Convención de Londres donde acordaron enviar militares a México. Ante dichas amenazas, Juárez invitó a resolver la situación mediante un diálogo diplomático entre las naciones, y el entonces Secretario de relaciones Exteriores Manuel Doblado logro que tanto España como Inglaterra se desistieran del pacto de guerra, asentando los acuerdos en los Tratados de La Soledad, donde el gobierno mexicano se comprometió a realizar los pagos correspondientes. Sin embargo, el gobierno francés con su afán expansionista aprovechando la delicada situación en la que se encontraba el país no cumplió con lo pactado y comenzó una invasión armada en México. En abril de 1862, con el apoyo del bando de los conservadores mexicanos, los franceses emprendieron, desde Córdoba, Veracruz, la campaña militar hacia el centro de la República. La primera batalla importante donde el ejército mexicano venció tuvo lugar el 28 de abril en las Cumbres de Acultzingo, Veracruz, el siguiente lugar en la ruta a la capital era la ciudad de Puebla. Ante la amenaza de una intervención armada, el Presidente Juárez dispuso la organización de las Guardias Nacionales y del Cuerpo del Ejército de Oriente, comandado entonces por el General Ignacio Zaragoza, quien decidió concentrar sus fuerzas en la Ciudad de Puebla y ponerla en estado de defensa, con el objetivo de enfrentar en ese lugar a las fuerzas invasoras. Es en este momento donde encontramos que a las 9 de la mañana del 5 de mayo de 1862, con el disparo de un cañón mexicano dio inicio una de las jornadas más gloriosas que registran la historia de México. Francia concentró su esfuerzo en el Fuerte de Guadalupe y lanzó un primer embate a este punto. A pesar de la superioridad en armamento de las fuerzas del francés Lorencez, estas fueron detenidas por las tropas mexicanas. El ataque francés hacia el Fuerte de Guadalupe se repitió dos veces más, sin embargo, los soldados mexicanos lograron rechazarlos en ambas ocasiones y provocar con ello la retirada francesa. El fuerte de Loreto recibió otras tantas cargadas. La primera carga de los franceses fue detenida por los indígenas voluntarios, originarios de Tetela del Río, hoy Tetela de Ocampo, que conformaban el grueso del batallón con 115 hombres, que junto con el coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer cuerpo del Ejército de Oriente en hacer frente a los franceses. El General Zaragoza dispuso que la brigada de Porfirio Díaz constituida por los Batallones de Guardia Nacional de Oaxaca, Guerrero y Morelos cubrieron el acceso a la ciudad por el camino de Veracruz. Los generales Felipe Benicio Berriozábal, Francisco Lamadrid y Antonio Álvarez comandaron la defensa del flanco derecho del fuerte de Guadalupe con las tropas del Estado de México y San Luis Potosí; el lado izquierdo, en el cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya cumbre se ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel Negrete a la cabeza de la Segunda División de Infantería, el resto de artillería con el general Santiago Tapia dentro de Puebla, además del Gral. Ignacio Mejía, el coronel José Solís, entre otros. Estos militares mexicanos junto con grupos voluntarios de poblaciones indígenas como los zacapoaxtlas, xochiapulcos, y los tetelenses, entre otros que, con machetes, y sin entrenamiento, pero con bravura y patriotismo, jugaron un papel importante en la derrota de los franceses en la batalla de Puebla, entre otros muchos héroes célebres y desconocidos; que mostraron su visión libertaria a diferencia de la élite conservadora como Leonardo Márquez “El carnicero de Tacubaya”, Almonte y Antonio de Haro y Tamariz, entre otros que acompañaban a los franceses a luchar en contra del ejército republicano de México. Tampoco se puede olvidar la patriótica acción de aquellos que haciendo a un lado sus diferencias políticas lucharon por la Republica como fue el caso del general conservador Miguel Negrete, quien abandonó al partido conservador y se puso a disposición de Zaragoza con la siguiente frase: "Yo tengo patria antes que partido" EL presidente Benito Juárez durante toda la batalla estuvo informado de la situación a través de telegramas, - finalmente se recibieron noticias a las 5:49 de la tarde se recibió otro parte, que causó tranquilidad y se recibió con júbilo el aviso del retiro del ejército francés: “... Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza[5]..