Escogiendo Candidato
Normalmente, una gran parte de el pueblo mexicano reniega de la política, de los políticos y todo lo que con ello se relaciona, se dicen apolíticos; lo cierto es que la mayoría opina, y opina (obviamente) en función de su poca o mucha experiencia, de cuantas elecciones a vivido y las vicisitudes que en esos períodos le han pasado.
Por ejemplo, hubo una gran concentración en un mitin de “x” partido y reunieron miles de gentes y bloquearon accesos, entradas o salidas de autos, negocios y los perjudicados pues no sienten simpatía por quienes les perjudican, o incomodan; pocos comprenden quizá adeptos o simpatizantes del candidato en cuestión. Quién acumula muchas experiencias que le incomodan pues tiende a rechazar ese tipo de manifestaciones. Pero para el candidato entre más nutrida sea la manifestación pues resulta más conveniente, aunque no siempre determinante.
Entonces la política es molesta, quizá abusiva para un sector de la población. Estas personas tienden a no ir a votar a generar abstencionismo, alimentado también por la desilusión que muchos gobernantes, primero candidatos, causaron por las altas expectativas de sus promesas de campaña crearon y no se cumplieron. A veces es evidente lo imposible, pero hacen dudar. “¡creceremos al 7% anual!”, “¡la gasolina regresará a costar $10!”. También las mentiras flagrantes: “¡la seguridad a aumentado!”, “tendremos un sistema de salud como en Dinamarca!”, en fin, prácticamente a todos los candidatos les podemos encontrar exageraciones incumplibles, pretextos y mentiras que justifiquen sus actos o la omisión de ellos.
Entendemos el tamaño del abstencionismo. Pero tenemos un problema entre las manos de cada uno: México, la patria; ¿qué hacer? Como hacer lo mejor por México. Porque normalmente votamos porque nos late, porque me conviene, porque me gusta y eso casi siempre es un ¡¡Viva México!!; en muchos casos la excelente publicidad y propaganda política nos convence; el discurso carismático de poco contenido de fondo. ¿Entonces? Pues que tenemos que interesarnos en la política, no hay de otra; primero identificar los principales problemas que nos aquejan, porque a cada quién le aquejan de diferente manera, hay que buscar los grandes problemas comunes y esperar que quien quiera mi voto lo identifique, si tenemos un problema de desabasto de agua, ¿Qué respuestas espero?, tienen que abarcar la región porque el agua no es exclusiva de un solo lugar. Necesito una respuesta que no sea mágica que técnicamente sea posible, medidas, costos, problemática, eso me dirá que el aspirante sabe del problema y propone una solución viable. Y así de la seguridad, el desarrollo social, la movilidad y el desarrollo económico en su conjunto (empleo).
El candidato tiene que conocer la región, quienes viven ahí, costumbres, y necesidades, para poder representarnos o dirigirnos.
Es importante su trayectoria, su prestigio, sus capacidades, académicas, laborales; su experiencia y si estas son las que necesitamos para tener respuestas asertivas y propositivas; muy importante tener un equipo de personas con conocimientos y experiencia; no existen los todólogos.
Tenemos que interesarnos en la política, hay que leer a los analistas y leer de todas las tendencias para generar criterio propio; porque de repente nos hablan de polarizaciones ideológicas que no existen, “odio a los comunistas” ¿Cuáles? Solo quedan tres países comunistas, Cuba, Corea del Norte y China, y China es un país de régimen comunista, pero de prácticas capitalistas. Conservadores y Liberales, resultan más conservadores los que se dicen liberales y resulta que lo malo está en los neoliberales, pero México creció económicamente mucho más con los neoliberales. ¿Entonces? Pues quizá ninguno es tan malo y el chiste estuviera en un equilibrio, donde se necesite una estrategia neoliberal pues adelante, donde deba ser conservadora, sea pues; y liberales todos porque lo importante son nuestros derechos de todos iguales y nuestras libertades, y vivir en paz, con armonía social.
Comunicar es compartir
¡¡¡Comparte!!!

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