De Marihuana.



Desde hace más de dos años, decenas de activistas pro-marihuana se han reunido frente al edificio de la Cámara de Senadores, en el Paseo de la Reforma de la mayor ciudad de las Américas para animar y recordar a los legisladores el histórico dictamen de 2012 de la Suprema Corte, que declaró inconstitucional la prohibición sobre la marihuana recreativa.

Poco antes de una década más tarde, el precedente creado por esa decisión histórica está a punto de florecer totalmente, ya que la cámara baja del Congreso Mexicano aprobó la regulación federal del cannabis por 316 votos contra 129 el 10 de marzo. Se espera que la legislación sea aprobada fácilmente en el Senado a corto plazo.

Casi cuatro años después de la legalización en México de la marihuana para usos médicos, extender el estatus legal al uso recreativo lo convertirá en el principal mercado de marihuana en Norteamérica y, posiblemente, en el mundo. Las implicaciones para los intereses comerciales a ambos lados de la frontera son considerables y las empresas estadounidenses, en concreto, están observando con detalle los desarrollos al sur de la frontera.

El movimiento para legalizar la marihuana es un paso importante en los esfuerzos del Gobierno para encontrar una vía de salida a la tragedia en la que se ha hundido el país mientras el salvajemente rentable mercado de drogas ilícitas al norte de la frontera alimenta el poder de los cárteles. México ha estado en el centro de ese tipo de guerra neocolonialista durante las últimas décadas, como epicentro de la Guerra contra las Drogas de Estados Unidos, que sigue acabando con las vidas de cientos de miles de personas y ha llevado al país al borde del colapso.

Independientemente de los intereses creados que inevitablemente rodean un proyecto con tanto potencial lucrativo, como la obvia inclinación de la legislación en favor de grandes corporaciones sobre pequeños inversores y otras inconsistencias regulatorias que no logran abordar totalmente los asuntos de las libertades civiles y la corrupción policial en México, la ley, no obstante, representa un cambio de marea que arrojará luz sobre el propio enfoque medieval de EEUU respecto al asunto. Con cerca de 66.000 millones de dólares, el mercado de cannabis ilegal en Estados Unidos supone bastante más de la mitad de los mercados legales de marihuana en el país, incluyendo California y Nueva York.

Dada la falta de negocios de marihuana permitidos que operan actualmente a nivel estatal, hay pocas dudas de que la legalización federal total en el sentido de México sobrepasaría fácilmente esa cifra.

Desde este punto de vista, parecería sencillo eliminar todas las barreras y permitir que un mercado de marihuana legal florezca por todo Estados Unidos. Sin embargo, tal movimiento supondría un serio problema para otra industria entera, por no mencionar un dogma básico de la guerra contra las drogas, que se ha expresado como guerra contra las minorías a nivel doméstico y ha sido descrita como “el nuevo Jim Crow” [leyes de segregación racial] Donde una persona de color recibe penas más severas que un blanco por posesión de la misma cantidad de marihuana. Estados Unidos y la insistencia en mantener su clasificación como droga de la Lista 1, de acuerdo con la Ley de Sustancias Controladas de 1970.

Las personas encarceladas por tráfico de marihuana en México y Estados Unidos, ¿como van a equiparar los delitos y penas por ello?; ¿como se va a regular el consumo, venta, almacenamiento, transporte y producción?.

Estamos frente una disyuntiva que debe prever, desde las relaciones internacionales con EU y el resto del mundo, pero con EU nuestra larga frontera ha sido un campo de guerra de baja intensidad, aunque hay zonas de alta intensidad como Reynosa, Ciudad Juárez y otras ciudades fronterizas que se disputan los cárteles; y la presión hace que la corrupción impere en aduanas y gobiernos locales. (Y otros).

Un Gobierno Centralista como el actual, debería estar previendo el registro de productores y acaparamiento de la Cannabis para uso medicinal y planear la inversión en laboratorios para producir substancias derivadas para vender por mayoreo a laboratorios de productos, medicinas terminadas; esto le daría al gobierno un poderoso instrumento para regular el mercado y obtener un alto ingreso de tan jugoso negocio. El control de los dispensarios para uso lúdico. Legalizar, pero entrar a la industria con la fuerza que tiene México como productor.

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