Lázaro Cárdenas del Río acogió a unos cuarenta mil exiliados republicanos españoles, que debieron salir de su país por la guerra civil entre 1936 y 1939. En 1937, por intercesión de su esposa Amalia Solórzano, quien presidía el Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo Español, asiló a 456 menores, huérfanos de la guerra civil e hijos de combatientes republicanos que fueron llevados a México, a petición del Comité Iberoamericano de Ayuda al Pueblo Español, y recibieron alojamiento, sustento y educación en la ciudad de Morelia. Con el pasar de los años, el grupo fue conocido como “los Niños de Morelia”. Su apoyo a la República Española no se limitó a esto, la defendió en foros internacionales e intentó ayudarla económicamente, incluso con exportación de armas; el gobierno de Roosevelt se opuso a estos planes. Al finalizar la guerra española con el triunfo del ejército sublevado, Cárdenas puso bajo su protección a los exiliados españoles en Francia, incluyendo al presidente Manuel Azaña, quien murió bajo protección diplomática mexicana y fue enterrado envuelto en una bandera mexicana, porque las autoridades colaboracionistas (con los Nazis) francesas se negaron a que fuera enterrado con la bandera española republicana. Cárdenas, Rafael M Pedrajo y los diplomáticos del régimen lograron que decenas de miles de exiliados fueran acogidos en México, incluidos numerosos intelectuales que enriquecieron sensiblemente la cultura mexicana. Entre 1937 y 1938 completó la nacionalización de la red ferroviaria y, después de un conflicto obrero-patronal, expropió los bienes de las compañías petroleras residentes en México, lo que provocó la ruptura de relaciones con el Reino Unido. Enfrentó una intentona golpista encabezada por el general Saturnino Cedillo, con quien trató de dialogar por medio de su Jefe del Estado Mayor Presidencial, el coronel Ignacio M. Beteta. Finalmente, Cedillo resultó muerto en combate. También durante su mandato, se transformó el Castillo de Chapultepec, antigua residencia de los gobernantes del país, y se creó en este lugar el Museo Nacional de Historia. De igual modo, impulsó iniciativas, para clausurar casas de juego y, rompiendo con la estrategia seguida por Calles, cesó la hostilidad hacia la iglesia católica. Asimismo, en el ámbito social y académico, fundó el Instituto Politécnico Nacional (IPN), El Colegio de México (Colmex) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre otros. Cuando Cárdenas asumió la presidencia, la producción de petróleo, aunque baja respecto al pasado, comenzó a crecer nuevamente En el norte, llevó a cabo la Reforma agraria, planeada originalmente por Emiliano Zapata. Este reparto es considerado por muchos como el más grande del siglo en la historia de México. Durante el sexenio del general Lázaro Cárdenas del Río fueron repartidas 18 millones de hectáreas a las comunidades y ejidos. De esta manera, aumentó a 25 millones de hectáreas la cantidad de tierras en el sector social (es decir, las parcelas que se encontraban fuera del régimen de propiedad privada. Ejidos). El objeto del reparto agrario lanzado durante el gobierno de Cárdenas buscaba no solo la satisfacción de una demanda popular plasmada en la constitución de 1917, sino la formación de pequeñas unidades productivas, con capacidad de autosuficiencia alimentaria. La unidad básica del modelo de reforma era la conformación de ejidos. En el entonces Territorio Norte de Baja California, apoyó el movimiento agrarista llamado: El Asalto a las Tierras, realizado el 27 de enero de 1937 y que tuvo como uno de sus propósitos fundamentales, la repartición de las tierras del valle de Mexicali, que en aquel momento pertenecía a una empresa estadounidense denominada Colorado River Land Company. En Yucatán condujo su política agrarista mediante la expropiación, el 3 de agosto de 1937, de los henequenales en favor de los ejidatarios yucatecos. Además de la repartición de tierras y el financiamiento monetario, la reforma agraria del Cardenismo incluía el establecimiento de un sistema educativo que permitiera la formación de profesionistas técnicos que ayudaran al desarrollo de los ejidos. Por ello, asociados a los núcleos ejidales, se crearon escuelas donde los niños y jóvenes debían adquirir conocimientos sobre agricultura, ganadería y aquellas otras actividades específicas que permitiera el medio ecológico. En ese sentido, la reforma agraria llevada a cabo durante el sexenio de 1934-1940 se diferenciaba de la implementada por los gobiernos anteriores, para quienes todo se limitó a la dotación de tierra a individuos dedicados a la agricultura a pequeña escala. Lo que la Secretaría de Agricultura se planteaba en la segunda mitad de la década de 1930 fue la creación de centros agrícolas competitivos. El 24 de noviembre de 1939, se creó el parque nacional Cumbres de Monterrey, por decreto de Lázaro Cárdenas. Ubicado en la Sierra Madre Oriental, en la parte correspondiente al estado mexicano de Nuevo León, abarcando en su extensión parte de los municipios de San Pedro Garza García, Monterrey, Montemorelos, Rayones, Santiago, Allende y Santa Catarina. Este parque contaba con un área de 246,500 hectáreas, lo que lo hizo en su momento el parque más grande de México. Este parque se constituyó como tal para la conservación de la flora y fauna del lugar. Sin embargo, tres años después durante el gobierno Camachista, se legalizó la explotación y afectación de terrenos de dicha área por contar con “terrenos que tengan pendiente de 10 por ciento o menos y que sean apropiados para los cultivos agrícolas”. (Continúa)