El Banco de México.



Misión: El Banco de México tiene el objetivo prioritario de preservar el valor de la moneda nacional a lo largo del tiempo y, de esta forma, contribuir a mejorar el bienestar económico de los mexicanos. Y su visión: Ser una institución de excelencia merecedora de la confianza de la sociedad por lograr el cabal cumplimiento de su misión, por su actuación transparente, así como por su capacidad técnica y compromiso ético. Durante el periodo que cubre este Reporte (segundo semestre de 2021), la economía mexicana continuó enfrentando un entorno económico y financiero todavía influido por la evolución de la pandemia y las nuevas variantes del virus. Si bien esto ha implicado afectaciones en las condiciones bajo las cuales opera el sistema financiero mexicano, este mantiene una posición sólida y de resiliencia, con una banca que cuenta con niveles de capital y de liquidez que cumplen con holgura los mínimos regulatorios. Las perspectivas para la economía mexicana apuntan a que la reactivación de la actividad económica mostrada durante 2021 se extienda hacia 2022, aunque a un ritmo más moderado, y no se descarta que se mantenga cierto grado de incertidumbre y heterogeneidad en el desempeño entre sectores. Sin embargo, destaca que continúa sin observarse una reactivación en el otorgamiento del crédito. Este comportamiento fue reflejo de los desajustes entre la oferta y la demanda asociados en parte a cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, a la recomposición del gasto hacia mercancías, a las presiones en los precios de los alimentos y los energéticos, así como a los efectos de la reapertura y gradual normalización en la prestación de algunos servicios. En este contexto, los mercados financieros han mostrado en general un desempeño favorable en el periodo que comprende este Reporte, si bien con ciertos repuntes en la volatilidad y en la aversión al riesgo durante septiembre y a partir de mediados de noviembre. Este comportamiento se ha dado en un contexto de incertidumbre de presiones inflacionarias cuya naturaleza, si bien temporal, no permite descartar efectos de una persistencia mayor a la previamente anticipada, lo que a su vez dificulta la lectura de los indicios que se han dado en torno a un retiro gradual del estímulo monetario en algunas economías avanzadas. Así, persiste la incertidumbre sobre la evolución futura de los mercados financieros. Los mercados financieros nacionales han mostrado, en general, un comportamiento en línea con el de los mercados internacionales. Así, el Índice de Estrés de los Mercados Financieros (IEMF) había tenido un comportamiento en general a la baja, aunque a partir de octubre revirtió dicha tendencia debido a las presiones observadas en los mercados cambiario y de deuda. Por su parte el Índice de Condiciones Financieras (ICF) ha presentado una tendencia al alza desde julio. Hacia delante, persisten riesgos asociados a las condiciones financieras globales, que podrían ser más restrictivas ante la incertidumbre sobre la trayectoria de las tasas de interés en Estados Unidos, en un contexto de inflación más elevada y persistente de lo previsto. En esta situación, los flujos de capital hacia las economías emergentes, incluyendo México, podrían verse afectados y podrían incrementarse los costos de financiamiento para las empresas. En este contexto, si bien algunos riesgos y vulnerabilidades que se incrementaron como consecuencia de la contingencia sanitaria han ido disminuyendo, otros continúan en niveles por encima de los observados con anterioridad. No obstante, en vista de que han continuado mostrando resiliencia y una posición en general sólida, caracterizada por niveles de capital y de liquidez por encima de los mínimos regulatorios aplicables, el sistema financiero mexicano en su conjunto, y en particular la banca múltiple, se encuentran en posibilidad de apoyar la recuperación económica. Aunque los índices de movilidad han vuelto a registrar niveles observados antes de la pandemia, al parecer como consecuencia de los avances de la vacunación y de la paulatina reactivación de la actividad económica en México, persisten algunas afectaciones ocasionadas por la pandemia sobre los niveles de empleo e ingresos de los hogares. Si bien las cifras indican una recuperación, estos continúan en niveles menores a lo registrado previo a la pandemia. El saldo del financiamiento total recibido por los hogares siguió decreciendo, tendencia que se aprecia desde hace seis trimestres. Este comportamiento se explica por la evolución desfavorable que ha tenido el financiamiento destinado al consumo. En contraste, el crédito a la vivienda continuó expandiéndose durante el segundo y tercer trimestre de 2021, aunque a un menor ritmo que en los trimestres anteriores. El financiamiento total a las empresas privadas no financieras del país continuó observando una contracción, aunque en el último trimestre la caída fue ligeramente menor que en los dos trimestres previos. Esta contracción se dio tanto por menor financiamiento interno como externo. Si bien la disminución en el financiamiento ha afectado a todas las empresas, este ha sido más pronunciado en el caso de las empresas grandes. Por su parte, el crédito a pymes exhibió una relativa mejoría en relación con lo observado en 2020, aunque todavía se encuentra por debajo de los niveles registrados en 2019. Con respecto a la posición financiera del sector público, en el periodo enero-septiembre de 2021, el balance público registró un déficit menor al que se había proyectado para el mismo periodo en el Paquete Económico 2021. En cuanto a las empresas productivas del Estado, destaca que la posición financiera de Pemex ha mostrado cierta mejoría en meses recientes. Ello, como resultado, por una parte, de aumentos en sus ingresos y flujo operativo tras el alza en el precio del petróleo registrada desde principios de noviembre de 2020, así como por mayores exportaciones.