Seis Políticas Seis



Un nuevo gobierno se prepara para el relevo transexenal; con un gabinete de transición, la presidenta electa se prepara para enfrentar el mayor reto que en México puede surgir, partir del 1 de octubre, gobernar al país y tratar de llevarlo a buen puerto. El reto es mayor cuando el gobierno que le dejan tiene muchos agujeros y lleva una ruta fortuita.

Que ha tenido buena suerte porque la economía del vecino del norte y socio principal corrigió eficientemente las crisis del 2008 y la pandemia; pero que se ha empeñado hasta la palangana para subsidiar programas sociales y mega obras no utilitarias.

La respalda una enorme legitimidad, producto de 35 millones de votos obtenidos. “haiga sido como haiga sido” (diría el clásico) en las elecciones del 2 de junio.

A partir del inicio en octubre se observará paulatinamente la forma personal de gobernar para cumplir con las promesas de campaña que con pocas variables es continuidad y, sobre todo, trazar la ruta para los próximos años con “la construcción del segundo piso de la transformación”, aunque los cimientos estén podridos por la ineficiencia y la corrupción. Como dice Alejo Sánchez Cano.

Y continúa: por lo menos se requieren seis políticas básicas para vislumbrar un futuro prometedor en el sexenio de la primera mujer presidenta y si se cumplen, seguramente en el corto y mediano plazo se verán resultados positivos, lo cual sería notable en el entendido que tendrá que recomponer mucho de lo que deja Andrés Manuel López Obrador.

La primera política versa sobre el liderazgo y autonomía que debe asumir la doctora, en el entendido que este se gana y no solo se alcanza por el mero nombramiento y formalismo. Los reflectores estarán sobre ella, por su alta investidura, por ser mujer, por el estado que guarda el gobierno que recibe; pero, más allá de esto, la jefa del Ejecutivo federal deberá ejercer total y plenamente el poder que le confiere la Constitución.

Si se aprecia que la cadena de transmisión del mando viene de Palenque, entonces se perderá ese capital político personal que tiene en estos momentos Claudia Sheinbaum. Perderá poder y respeto.

La segunda, para el éxito es precisamente la voluntad política, que debe prevalecer para la solución de los problemas más acuciantes por los que transita el país. En materia de seguridad y energía principalmente.

La tercera condición es implementar las estrategias y políticas públicas correctas para alcanzar los objetivos trazados. Ya vimos, verbigracia, que cuando se opta por estrategias fallidas como la de ‘abrazos, no balazos’ en materia de seguridad pública, pues se va al fracaso y en este caso a empoderar a los criminales.

La cuarta política es precisamente la asignación presupuestal al gabinete formal y ampliado, así como a todos los capítulos del Presupuesto que tienen que ver con asignaturas como la seguridad pública, salud, educación, energía, sustentabilidad, combate a la pobreza, entre otros. Y disciplinarse a él.

No es posible que, a pesar de la supuesta austeridad franciscana que se ejerció durante la administración de López Obrador, se desviaron recursos de programas e instituciones públicas para la construcción de las tres obras insignia, Dos Bocas, AIFA y Tren Maya, se fondearon programas de política asistencial con tintes electoreros, se cancelaron fideicomisos y desaparecieron organismos e instituciones, así como programas de comprobada eficiencia y eficacia.

Recordemos que cualquier promesa de campaña que no tenga presupuesto etiquetado, pues es pura demagogia.

Como quinta condición, está el nivel de los integrantes que componen el gabinete formal y ampliado y en este aspecto, se ha logrado conjuntar un equipo bastante experimentado, con los conocimientos necesarios, lealtad y capacidad para afrontar el compromiso adquirido y salvo dos o tres excepciones, todos los nombrados hasta ahora cumplen con las expectativas y, aunque es un gabinete de transición que se renovará conforme pasa el tiempo para incrustar a personajes afines totalmente a la presidenta, podremos decir que en el arranque pinta bien.

Desde luego, faltan los nombramientos principalmente en Pemex y CFE y si estos cumplen con los requisitos necesarios para rescatar a ambas empresas productivas del Estado del atolladero en que se encuentran y con ellas a México, pues entonces, sin duda, se arrancará con el pie derecho.

No es exagerado decir que la política del estatismo y de apostarle a los combustibles fósiles, que llevó a cabo López Obrador con sus dos escuderos Oropeza y Bartlett, pusieron a ambas empresas y al país en una situación crítica.

La sexta política es precisamente la cohesión como equipo que deben tener los colaboradores de la presidenta, ya que una cosa es la aparente camaradería que prevalece entre ellos y otra la grilla palaciega que busca desplazar a los enemigos. No hay que olvidar que en el gabinete formal y ampliado hay cuentas pendientes entre los integrantes, y si se dedican a cobrarlas, en lugar de cumplir con las tareas encomendadas, pues estamos ante el inminente fracaso.

Estas seis políticas o condicionantes mínimas para lograr el éxito son solo algunas de todo un entramado de acciones para brindarles una mejor calidad de vida a los mexicanos, ya que no es posible que la mitad de ellos viva en la pobreza y la marginación. Seguridad, salud, educación, vivienda, empleo, en fin.

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