La Guerra para el olvido



La Guerra para el olvido
La intervención estadounidense en México, llamada también guerra mexicano-estadounidense o guerra de Estados Unidos-México (Mexican-American War, en inglés), fue un conflicto bélico que enfrentó a México con los Estados Unidos entre los años 1846 y 1848 y que desembocó en la cesión por México de más de la mitad de su territorio a Estados Unidos.

La guerra entre México y Estados Unidos es la continuación de la guerra de Texas. El conflicto se inició a consecuencia de las pretensiones expansionistas de los estadounidenses, cuyo primer paso fue la colonización de la provincia mexicana de Texas, la posterior separación de Texas del estado mexicano de "Coahuila y Texas", la creación en 1836 de la República de Texas y finalmente la pretensión a territorios más allá de los límites históricos de la provincia. México jamás reconoció la independencia texana, pero los Estados Unidos sí lo hicieron y en 1845 admitieron a Texas como estado de la Unión Americana, heredando con ello dos conflictos: el tema de la incorporación texana y la pretensión de apropiarse de zonas limítrofes no texanas.

Estados Unidos desplegó en 1846 su ejército en Texas, pero rebasó su límite histórico del río Nueces, ingresando en el estado mexicano de Tamaulipas donde inició la construcción de un fuerte al borde del río Bravo del Norte. En consecuencia, el ejército mexicano atacó a los invasores, iniciándose la guerra. Por tierra, los estadounidenses avanzaron hasta las inmediaciones de Saltillo. Y en 1847 por mar, en un segundo frente, desembarcaron en Veracruz, desde donde avanzaron para ocupar la capital mexicana. Los mexicanos, para alcanzar la paz, firmaron en 1848 el tratado de Guadalupe Hidalgo, por el que los Estados Unidos se anexaron los territorios mexicanos de Alta California, Nuevo México y Texas, que hoy día forman en EE. UU. los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y el sureste de Wyoming.

La invasión estadounidense a México tiene en este caso sus antecedentes en las políticas expansionistas de Estados Unidos que desde 1809 se venían observando: la compra de la Luisiana española a Napoleón Bonaparte, que la había adquirido de Fernando de Borbón, en 1803, y la firma del Tratado Adams-Onís, de 1819, con el que España cedió la península de la Florida, son algunos ejemplos.

México logró su independencia y Estados Unidos envió a Joel Robert Poinsett como representante para firmar un tratado de límites llamado Tratado de Velasco, en el cual Estados Unidos intentó infructuosamente anexarse la provincia mexicana de Texas. Posteriormente, se inició un proceso de ocupación pacífica en la que miles de emigrantes estadounidenses, agricultores y aventureros, se fueron estableciendo con o sin permiso de las autoridades mexicanas en esa región; desde 1823, con el permiso del gobierno mexicano, Stephen Austin comenzó a llevar emigrantes anglosajones a Texas. El 25 de agosto de 1829, Poinsett ofreció cinco millones de dólares por el territorio de Texas.

Ya desde 1809 se habían observado pretensiones expansionistas por parte de Estados Unidos. El virrey de la Nueva España (México aún no era independiente) de aquel entonces inició negociaciones con el gobierno de Washington para precisar límites entre la frontera norte novohispana y los Estados Unidos. De esta manera, consideraba que se frenarían los ímpetus de este país. Las gestiones del ya frágil gobierno virreinal español (que en plena guerra de la independencia española contra Francia iba perdiendo el control sobre sus colonias en América) concluyeron con la firma del Tratado Adams-Onís, por el que España cedió Florida, ya ocupada por tropas estadounidenses; a cambio, los Estados Unidos se comprometieron a no hacer más exigencias territoriales (Francia también les había vendido Luisiana, en 1803). También el gobierno estadounidense había pedido a la corona española el entrar en territorio novohispano con muchas facilidades a cambio de ser leal a la corona española, profesar la religión católica y hacer producir las tierras, condiciones que obviamente los estadounidenses desconocieron.

En 1821, México consiguió su independencia de España. Los Estados Unidos deseaban que continuaran las facilidades para la posesión de tierras, que el gobierno mexicano permitió. En 1822, el gobierno estadounidense reconoce a México como nación independiente y envía a Joel Robert Poinsett como representante para firmar un tratado de amistad y comercio. Se firma un tratado de límites, pero el gobierno de Estados Unidos intenta anexar Texas en 1825, ofreciendo un millón de dólares por la compra del estado. La propuesta se elevó a cinco millones dos años después, pero en ambos casos fue rechazada por México.

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