Rusia VS Ucrania.



El mundo parece haberse olvidado de la guerra en Ucrania. Pero la agresión rusa ha adquirido ultimadamente el carácter de una guerra prolongada y, como es característico de cualquier guerra prolongada, degradar la voluntad del enemigo para continuar la lucha se ha convertido en uno de los objetivos más importantes de los esfuerzos militares y de propaganda del Kremlin. La primera mitad de 2023 estuvo dominada por las especulaciones sobre cuándo y cómo lanzaría Ucrania su gran contraofensiva para liberar el territorio controlado por Rusia. Cuando esta comenzó en junio de 2023, no hubo sorpresas. Las defensas rusas estaban bien preparadas y pertrechadas, y el ejército ucraniano carecía del equipo, el entrenamiento, el apoyo logístico y aéreo y las estructuras de mando para lograr desalojar las líneas del frente rusas. Por ello es que la gran ofensiva ucraniana, que inició este 6 de agosto, no para liberar su territorio sino llevar el conflicto a suelo ruso (primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que Rusia ha sido invadida) -tomando hasta mil kilómetros cuadrados de territorio en la región de Kursk, además de prisioneros de guerra- cogió a todos por sorpresa, el Kremlin incluido. Si Kiev es capaz de mantener la presencia y presión ofensivas al este de su propia frontera, entonces el impacto estratégico podría ser sustancial, trasladando la lucha, tanto como sea posible, a territorio ruso y aliviando la presión sobre algunas de las líneas defensivas ucranianas, ya que Rusia se verá obligada a reducir sus propias operaciones ofensivas para defenderse. Puede ser también que la ofensiva de Ucrania consista en gran medida en apoderarse de territorio para negociaciones posteriores y tomar prisioneros para canjearlos por sus prisioneros de guerra. Pero todo esto no cancela la realidad de que Rusia es un país vasto con capacidad de movilizar una economía de guerra durante largo tiempo, ni la posibilidad de que Rusia contraataque sin escrúpulos, como lo ha hecho en estos dos años -como lo demostró con su toma de la ciudad de Mariupol- cometiendo crímenes de guerra y como ha ocurrido esta semana con los ataques y bombardeos aéreos más intensos desde que inició su guerra de agresión o incluso, que al final del día, Putin pueda salirse con la suya y declarar victoria.

Hay que tener en claro que hasta antes de la ofensiva ucraniana en curso, Putin no mostraba intención alguna de querer negociar; incluso si lo hiciera, no se puede confiar en que cumplirá lo acordado. Está esperando que Occidente se canse y que Trump sea reelegido. Putin necesita la guerra para apuntalar internamente su dictadura y cualquier alto al fuego sería simplemente una pausa para rearmarse y prepararse para atacar nuevamente. Y a pesar del éxito y osadía asombrosos de la incursión ucraniana, sus tropas están exhaustas y muchos de sus mejores soldados han muerto. A pesar de nuevas camadas de reclutamiento, carece de personal para sostener una contraofensiva permanente a gran escala. Necesita ahorrar recursos y cambiar las reglas del juego sobre el terreno con nuevas tácticas y tecnologías. Si los ucranianos dejan de luchar, podrían perder su país entero. Tanto Ucrania como quienes la apoyan en el mundo han comenzado a darse cuenta de que ésta será una guerra de desgaste demoledora. Necesitan repensar la estrategia militar de Ucrania y cómo se gestiona su economía en el ínterin. Lo cual nos lleva de nuevo a la pregunta medular planteada en pasillos durante la Cumbre de la OTAN: ¿qué pasa si Ucrania pierde y gana Rusia?

Comunicar es compartir
¡¡¡Comparte!!!

Ya tú sabes